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errante

El negro

Mira con mucho excepticismo este gato que ahora me visita. Ha sufrido en la calle muchos meses. Lo abandonó tal vez su dueño insatisfecho al decidir mudarse a una ciudad del norte más oscura.

En la calle reencontró la libertad y su instinto salvaje. Aprendió a defenderse de la gente, del clima y de otros enemigos.

Ahora ha caído en cautiverio. Lleva ya cinco días casi sin moverse, escondiendo su cuerpo en un rincón aislado y apacible.

Al parecer no le hace gracia que lo hayan desterrado de esos dominios, inhóspitos tal vez, pero al fin suyos.

Hoy duerme en edredón de plumas y rodeado de manjares abundantes y continúa imperturbable.
Tal vez añora regresar a sus espacios mientras insiste en distanciarse de la mano que lo cuida.

1 comentario

carlota -

te has puesto en el pellejo de aquel pobre bicho para poder entenderlo y te lo agradezco. Ha sido traicionado dos veces, por el dueño y por mi. Al dueño le entrego su cariño siete años y el le pago abandonandolo en la fria calle. A mi me entrego su confianza. Y yo le correspondi metiendolo en una jaula pequeña privandole de su libertad.