El negro
Mira con mucho excepticismo este gato que ahora me visita. Ha sufrido en la calle muchos meses. Lo abandonó tal vez su dueño insatisfecho al decidir mudarse a una ciudad del norte más oscura.
En la calle reencontró la libertad y su instinto salvaje. Aprendió a defenderse de la gente, del clima y de otros enemigos.
Ahora ha caído en cautiverio. Lleva ya cinco días casi sin moverse, escondiendo su cuerpo en un rincón aislado y apacible.
Al parecer no le hace gracia que lo hayan desterrado de esos dominios, inhóspitos tal vez, pero al fin suyos.
Hoy duerme en edredón de plumas y rodeado de manjares abundantes y continúa imperturbable.
Tal vez añora regresar a sus espacios mientras insiste en distanciarse de la mano que lo cuida.
En la calle reencontró la libertad y su instinto salvaje. Aprendió a defenderse de la gente, del clima y de otros enemigos.
Ahora ha caído en cautiverio. Lleva ya cinco días casi sin moverse, escondiendo su cuerpo en un rincón aislado y apacible.
Al parecer no le hace gracia que lo hayan desterrado de esos dominios, inhóspitos tal vez, pero al fin suyos.
Hoy duerme en edredón de plumas y rodeado de manjares abundantes y continúa imperturbable.
Tal vez añora regresar a sus espacios mientras insiste en distanciarse de la mano que lo cuida.
1 comentario
carlota -